jueves, 9 de mayo de 2013

Entre rosas y sangre

Pues... hoy les comparto esta pequeña historia que escribi para entrar en un concurso n.n no gane u.u jejeje pero en lo personal me gusto el concepto general de mi historia... tengo planes de volverla un poco mas larga, esta version es de dos paginas pues asi lo requeria el concurso :) en fin... diganme que les parece y si les gustaria que la hiciera un poco mas larga (mas detalles y todo eso) sin mas... disfutenla!!!

~~~~~*+. Entre rosas y sangre .+*~~~~~

Los seres humanos pasaron toda su existencia explotando la tierra, agotando poco a poco sus recursos naturales creyendo que estos no se acabarían nunca. Aun cuando la situación llego a su máximo punto, cuando ya no tenían agua dulce, tierras fértiles o un cielo azul que mirar, seguían sin aceptar su error. Fue eso lo que nos condujo a exterminarlos.

Aun podía recordar los gritos, la sensación de su sangre en mis manos, podía oler el humo de sus cuerpos quemándose, yo había sido parte de esa matanza y no me arrepentía, lo había hecho por salvar a mi madre tierra, siendo un hada había hecho lo correcto por mi gente y lo que quedaba de mi mundo.

La reconstrucción del mundo aun seguía en proceso, pero poco a poco comenzaba a volver la vida a la tierra. Yo y un montón de chicos mas ahora nos encargábamos de plantar árboles y flores, nos resultaba sencillo, simplemente teníamos que depositar la semilla en la tierra colocar nuestras manos encima y unos segundo después la planta crecía lo que tardaría años en crecer. Después de una tarde de trabajo me despedí de mis compañeros y como había estado haciendo desde un tiempo atrás no fui a casa si no que me interne más en el bosque.

Caminaba un par de minutos hasta llegar a una parte que aun no restaurábamos, los arboles lucían grises y sin vida, las hojas estaban cubiertas de cenizas o simplemente ya no tenían hojas, el suelo era infértil y estaba cubierto de ramitas rotas, animalitos muertos, me daba tristeza ver lo que mas amaba, la naturaleza, de esta manera. Muriendo lentamente.

Seguí mi camino hasta una vieja casa del árbol que se encontraba casi en el centro del bosque. Ahora conocía el camino hasta ese lugar aunque la primera vez había llegado ahí por accidente. Me acerque a las viejas escaleras de madera pero no subí de inmediato. Me pregunte si estaba bien lo que hacía, si era correcto esconder a uno de esos humanos en aquel lugar.

Recordé la primera vez que había encontrado la pequeña casita de madera sobre el árbol, la curiosidad me había hecho subir aquellos escalones y entrar en ese pequeño espacio, lo que me sorprendió al abrir la puerta y mirar el interior no fue el humano que se había hecho bolita en un rincón y me miraba con miedo, si no las innumerables macetas llenas de flores y plantas. Era la primera vez que veía tanto verde, tanta vida en mucho tiempo.

Tal vez por eso no lo había matado en aquel momento, por que él había creado su propio invernadero para ayudar a la tierra, el no era como los demás humano, él había aceptado el error de sus antepasados y se había esforzado por corregirlo. Pero no era suficiente.

Despeje mi cabeza moviéndola un poco y subí los viejos escalones hasta la casita, abrí lentamente la puerta y le sonreí a aquel chico. Nunca habíamos hablado, suponía que él aun me tenía miedo, yo solía visitarlo todos los días después de mi ronda de trabajo, a veces le llevaba un poco de comida, a veces más semillas de plantas, yo le ayudaba a cuidar aquellas macetas que parecía querer proteger con su vida.

-hola, te traje un poco de pan- saque un bollo de mi pequeña bolsita y se lo tendí, el extendió la mano y me agradeció con una corta sonrisa antes de tomarlo. Ya me había acostumbrado un poco a esto, el se sentaba en una esquina y yo en la contraria, a veces yo le hablaba sobre como los campos comenzaban a recobrar su color, como el cielo se estaba volviendo azul de nuevo y podía ver un brillo especial en su mirada, un destello de ilusión y esperanza.

Pero esta tarde era diferente, hoy no le contaría cuantas rosas había hecho florecer o cuantas manzanas había recogido antes del amanecer, hoy todo acabaría. Sabía que lo habían descubierto, sabía que alguien le había contado a la Reina mi pequeño secreto, pronto me castigarían, tal vez me desplazarían de mis actividades, tal vez me encerrarían en una celda un tiempo por traición pero poco me importaba lo que hicieran conmigo, me importaba él.

-los exterminadores vendrán pronto- dije con una voz suave mientras abrazaba mis rodillas

-lo sé- respondió el con tranquilidad, era la primera vez que escuchaba su voz desde que lo había encontrado

El era la prueba de que no todos los humanos habían sido iguales, el se había preocupado por la tierra, pero eso no les importaba, por el simple hecho de ser humano lo asesinarían y por ser el ultimo probablemente lo torturarían de manera pública. Yo no quería eso.

Sin darme cuenta comencé a llorar, sabía que los exterminadores no tardarían, vendrían por nosotros y entonces todo acabaría. El se acerco a mí y tomo mi mano, lo cual me sorprendió bastante pues nunca antes me había dejado tocarlo, levante la vista, sus ojos azules me inspiraron confianza y calidez.

-gracias- hablo suavemente –por todo lo que hiciste por mi- me sonrió –quiero que cuides mis flores, es mi último deseo-

Asentí levemente con la cabeza, el lucia tan tranquilo, como si ya hubiera esperado este momento, sabía que era inevitable pero me hubiera gustado que el viviera un poco mas, que viera los prados verdes llenos de flores de distintos colores y aromas, que viera el cielo azul cubierto de nubes y sintiera los cálidos rayos del sol. Eso ya no sería posible.

Pude escuchar el sonido de los exterminadores acercándose a la casita, me invadió el pánico y me lance sobre él, lo abrace. Sorprendentemente el también me abrazo, oculte mi rostro en su cuello mientras mas lagrimas se derramaban. Yo no quería verlo sufrir, yo no quería que las cosas terminaran así.

-debo hacer esto- susurre entre sollozos –es por tu bien-

-lo sé- respondió tranquilo mientras suspiraba lentamente

Tome el pequeño cuchillo que llevaba en mi bolso y lo sostuve con fuerza, podía escuchar como los exterminadores subían las escaleras, ya no había tiempo ni marcha atrás, las flores a nuestro alrededor parecían entristecer por lo que estaba a punto de suceder, cerré los ojos y contuve la respiración, él hizo lo mismo y entonces… termine entre rosas y sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario