viernes, 5 de abril de 2013

Demon girl 2: Detras de un velo invisible



Debian ser cerca de las diez u once del dia pues las calles estaban relativamente solitarias, era comprensible ya que a esa hora la mayoría de la gente estaría trabajando o en la escuela o en su casas, a nadie le gustaba salir cuando llovia. A Lariza solia gustarle la lluvia, le recordaba una época feliz de su vida pero justo en ese momento la encontraba deprimente, como un signo de que su vida iba en picada.

Iba de regreso a casa, lo único que quería era meterse debajo de la sabanas y llorar, justo como había hecho cuando pequeña, como si con eso fueran a resolverse sus problemas, pero no seria asi. Siguió caminando, dejando que aquellas frias gotas la deprimieran mas y mas al andar.

Se detuvo en una intersección, esperando que el semáforo cambiara, seguía mirando al frente tratando de mantener su mente en blanco hasta que algo la distrajo; una sombra, un manchon en su visión periférica que la hizo voltear para tratar de ver aquella figura, pero no encontró nada.

Camino en aquella dirección hasta un callejón, estaba lleno de basura, con manchas oscuras en el suelo, un olor a azufre se percibía en el aire, Lariza recorrió con la vista todo el callejón pero estaba vacio, estaba por darse vuelta y seguir su camino cuando escucho un ruido, como vidrio quebrandose, inspecciono de nuevo el callejón pero se veía igual que unos segundos atrás, dio un paso al frente para adentrarse en el callejón y fue como si cruzara un velo invisible, sintió como el viento ondeaba levemente a su alrededor y luego la escena frente a ella cambio súbitamente.

Había un chico, parecía de su edad, su cabello rojizo oscuro se movia de un lado a otro mientras aquel chico esquivaba lo que parecían tentáculos de un monstruo que lo atacaba. Aquella creatura debia medir mas de dos metros, su cuerpo parecía humano pero al llegar a los pies estos cambiaban a unas patas con garras, sus brazos eran tentáculos bastante largos, como látigos que utilizaba para golpear a aquel joven, su cabeza era de lo mas interesante, como una mezcla entre lobo, humano y algún tipo de reptil. Pero mas que todo eso lo que llamo la atención de Lariza fueron sus ojos, en ese momento ninguno de los dos combatientes reparaba en la presencia de la chica pero ella pudo distinguir claramente esos ojos rojos, los que había visto en la mañana en aquel árbol, estaba segura de que eran los mismos.

Lariza se quedo ahí de pie, contemplando la pelea entre el monstruo y el chico un momento, incapaz de creer del todo lo que veía frente a ella. Aquella creatura golpeo al joven lanzándolo por los aires hasta la pared al final del callejón, el joven no se movio mientras aquella cosa se cernia sobre él. La chica miro a su alrededor, tomo una botella vacia y la lanzo hacia aquella cosa, la botella se estrello contra el rompiéndose en mil pedazos y de inmediato aquellos ojos rojos se posaron sobre ella, furiosos y deseosos de venganza.

-joder- mascullo entre dientes y salió corriendo de aquel callejón

No necesitaba mirar atrás para saber que aquel monstruo la seguía, podía escuchar un siseo detrás además del ruido que hacían sus patas, como si un perro gigante la estuviera siguiendo, corrió por la calle hasta un cruze, ignorando el semáforo corrió entre autos en movimiento hasta llegar al otro lado milagrosamente ilesa, siguió corriendo, esquivando un par de personas y otros obstáculos que la ciudad ponía en su camino, podía sentir a aquella cosa pisándole los talones. Se sentía exausta, el aire comenzaba a faltarle y las piernas a dolerle, ella no era una chica muy deportista, no podría seguir corriendo por mucho tiempo.

Doblo en una esquina internándose a una calle desierta, dio un salto para esquivar un arbusto en su camino, aquel monstruo lanzo uno de sus tentáculos, no logro agarrarla pero la hizo perder el equilibrio, Lariza callo de rodillas sobre la acera, rodando un par de veces y luego estrellándose contra una pared. Levanto el rostro el tiempo suficiente para ver como aquella mirada malévola se posaba sobre sus ojos, ella se aplasto un poco mas contra la pared intentando alejarse pero aquella creatura ya se encontraba sobre ella, rodeándola con sus tentáculos, siseando palabras en un lenguaje que ella no pudo comprender. ¿Quién diría que moriría el mismo dia que Ally?

-tenebris- susurro la creatura estando a unos centímetros del rostro de la chica

Ella cerro los ojos, temerosa de ver lo que le sucedería; no supo muy bien que esperar, dolor, un calor abrazador, algún grito que saliera de su garganta, sentir como le faltaba el aire, pero no hubo nada, pasaron los segundos, demasiado largos para su gusto, luego sintió algo sobre su hombro, como un cuchillo que cortaba sobre su piel algún tipo de figura, sintió como la sangre salía de la herida, como un cosquilleo recorría su hombro y poco a poco se convertía en un ardor dificil de soportar, escucho algo que cortaba el aire a su paso y luego fue como si una cubeta de agua le cayera encima. Abrió los ojos como platos, aquella creatura ya no estaba sobre ella había sido remplazada por el chico que había quedado inconciente en el callejón, sostenía un par de cuchillos en las manos, su rostro era una expresión entre la sorpresa y la molestia, miro a Lariza unos segundos, luego guardo los cuchillos en fundas y le tendio la mano.

-no debiste haber intervenido- dijo el chico mientras la ayudaba a ponerse de pie, sonaba molesto, como si le hubieran robado el papel protagonico de la obra

-denada- respondió ella en el mismo tono de molestia, solo para llevarle la contra ¿Cómo podía comportarse asi después de que lo había ayudado?

El no respondió de inmediato, su vista danzaba sobre ella, de arriba abajo, como si buscara alguna mancha o algo por el estilo, Lariza se miro y comprendió que probablemente lo que estaría buscando no era una mancha ya que toda ella estaba cubierta de un liquido amarillento semi transparente

-Agh!- dijo en voz baja y levanto su vista al chico, después de mirarla un momento mas dijo

-acompañame- y comenzó a caminar sobre la acera, Lariza no se movio, simplemente se quedo contemplándolo un largo rato, unos cuantos pasos mas adelante cuando el se dio cuenta que la joven no lo seguía regreso, con una expresión de frustración en el rostro, la tomo de la mano y la llevo consigo.

La chica se resistió un poco pero luego se dejo llevar, aquel chico no parecía peligroso, no mucho, además… si hubiera querido hacerle daño ya lo habría hecho ¿verdad? Pero ¿Por qué demonios se dejaba llevar por aquel chico? Caminaron un par de cuadras, unas calles atrás Lariza ya se sentía desubicada, esperaba que después de que aquel chico la llevara a quien sabe donde le mostrara el camino de regreso.

-¿A dónde me llevas?- pregunto con la voz un tanto apagada, esperaba no haber sonado temerosa

-a un lugar- respondió el indiferente, regreso la vista a la chica y al notar que no le había hecho gracia añadió –necesitas limpiarte… además de curar esa herida en tu hombro-

Lariza se sorprendió un poco y de inmediato bajo la vista a su hombro, el tenia razón, había una herida… aunque no como tal, parecía una estrella, como un pentagrama, y aunque sabia que la herida era bastante reciente se sorprendió al darse cuenta que no le dolia, no había ardor o picazón, incluso la sangre había dejado de correr, ella sabia que era un tanto resistente al dolor pero ¿tanto? Seguro que era obra de esa cosa que la había atacado.

Unas cuantas calles mas adelante se adentraron en una zona habitacional, las casas parecían antiguas, como sacadas de una película victoriana, aunque estaban bien cuidadas, Lariza nunca había visitado esta zona de la ciudad; caminaron un poco mas hasta que el chico se detuvo frente a unas de aquellas casas.

Era tan parecida a las demás que la chica no creía poder diferenciarla, los marcos y la puerta de madera con un grabado de flores y arbustos, la pintura podría haber sido azul o blanca un tiempo atrás, los cristales estaban descuidados; se pregunto si todas las casas lucirían igual, lindas a la distancia pero perdiendo su efecto al estar cerca. La puerta estaba custodiada por un par de plantas a cada lado, el chico rebusco en una de las macetas y saco una llave, abrió la puerta y le hizo un gesto a Lariza para que entrara. La joven obedeció, no tenia ningún sentido negarse si ya había llegado hasta aquel lugar con el.

La casa estaba mucho mejor cuidada por dentro, la pintura lucia nueva y los muebles, aunque tenían un toque de ser de época, estaban exepcionalmente limpios; el lugar lucia amplio, hacia el frente un pasillo que parecía conducir a la cocina o un lugar parecido, las escaleras a su izquierda y un arco que dejaba lucir una bella estancia para pasar el rato, a la derecha el comedor inusualmente largo para su gusto. El chico cerro la puerta y paso junto a ella por el pasillo.

-sigueme… no toques nada- le dijo no de muy buen humor mientras se quitaba la chaqueta y la arrojaba a un lado.

Lariza lo siguió, un tanto molesta de que le hablara de esa forma, parecía ser uno de esos chicos que creían poder hacerlo todo sin ayuda de nadie, de esos que se sentían demasiado importantes o guapos como para tratar con chicas como ella.

-imbecil- susurro entre dientes mientras llegaban al final del pasillo

Ella tenia razón, al final del pasillo se encontraba una amplia cocina que lucia bastante moderna a comparación del resto de la casa, el chico le hizo una seña para que se sentara en alguna de las sillas y ella lo hizo, observo como el buscaba entre las gabinetas lo que parecía ser la caja de primeros auxilios, una vez que la encontró fue hasta ella y se sento de frente. No la miro a los ojos, simplemente rebusco entre la caja y saco un par de cosas.

-puede que te duela un poco- le advirtió antes de mojar un pedazo de algodón con un liquido y ponerlo en su hombro

Automáticamente cerro los ojos pero no sintió dolor cuando el algodón húmedo toco la herida, abrió los ojos lentamente y se topo con la mirada sorprendida del joven, aunque esta desapareció en un instante, ella no se resistió a preguntar

-¿pasa algo?- por la mirada que le había dado presentia que asi era

-no… es solo que… resistes muy bien el dolor- una media sonrisa en sus labios, saco mas algodón de la caja y lo mojo con agua, sin preguntar ni nada comenzó a limpiar el rostro de la chica, ella se sorprendió al principio pero sentía como el agua la refrescaba asi que lo dejo continuar –fue estúpido lo que hiciste ¿sabes?-

-te salve la vida- respondió ella en el mismo tono serio mientras miraba a otro lado

-lo se- el parecía relajado, como si finalmente hubiera aceptado todo el asunto de que no podía hacerlo solo –pero pusiste en riesgo la tuya… pudiste haber muerto-

-pero no lo hice- replico sin mas, eso le molesto un poco, no por el hecho de que se lo dijera a la cara sino por que no había considerado la posibilidad como tal hasta el momento en que aquella cosa la había acorralado, pero lo hecho, hecho estaba.

-yo te salve la vida… asi que estamos a mano- el chico termino de limpiar su rostro, la examino de arriba abajo –no hay mucho que pueda hacer por tu ropa, pero creo que puedo conseguirte algo- se puso de pie y salió por el pasillo, Lariza pudo escuchar como subia las escaleras.

Mientras estaba sola en la cocina pudo admirar algunos cuadros con fotografías en la pared. Todas eran fotografías grupales, chicos que iban de entre los doce y diez y nueve años, había fotos en blanco y negro, sepia y a color, era como ver una línea de tiempo. Las observo desde donde estaba pero una en especial llamo su atención, se levanto y fue a observarla mas de cerca. La fotografía estaba rota de una esquina borrando, probablemente, a una o dos personas del cuadro, pero aun se alcanzaba a apreciar una mano solitaria, y había algo en esa mano que le resultaba extrañamente familiar. Se acerco mas a la foto para ver mejor pero no pudo distinguir aquello que le resultaba conocido.

-admirando la decoración- resonó la voz de aquel chico mientras entraba a la habitación

Lariza se giro de inmediato pero con calma, no quería parecer una chica que había estado haciendo algo malo. El chico le tendio un montoncito de ropa, lo dejo sobre la mesa y se sento de nuevo.

-creo que te quedaran- la miro de arriba abajo y luego saco su celular y comenzó a escribir en el –hay un pequeño baño debajo de las escaleras- y después de eso la ignoro por completo

La chica entorno los ojos, odiaba a los chicos como él, que eran asi de arrogantes o que sentían que las cosas giraban a su alrededor, estaba segura de que de haberlo conocido antes hubiera dejado que el monstruo se lo tragara. Examino las ropas, al final escogió unos jeans oscuros una camiseta blanca y un pequeño sueter color azul. Entro en el pequeño baño, se lavo un poco y luego se cambio la ropa, le quedaba un poco grande pero se sentía comoda. Se miro al espejo, para su sorpresa no se veía desgastada o cansada, no tenia un mal aspecto. Todo lo contrario, su rostro se veía mas luminoso, con mas color, sus ojos con mas vida y ella se sentía rebozante de energía, como si pudiera correr un maratón en ese momento. Era extraño.

-¿Qué me esta pasando?- se pregunto en voz baja

“Solo estas creciendo” respondió una voz sombria mientras una nube oscura con algo que parecían ojos de color azul se materializaban en el espejo.

Lariza dio un brinco, retrocedió, resabalo con sus ropas y cayo al suelo con un estruendo, sus ojos bien abiertos, la piel erizada y la garganta reseca. Había escuchado esa voz en su cabeza, lo sabia y no creía que aquella imagen en el espejo fueran imaginaciones suyas ¿Qué estaba pasando?

-¡Hey!- se escucho la voz del chico al otro lado de la puerta -¿todo esta bien ahí dentro?- se lo estaba imaginando o había una nota de preocupación en su voz. Lariza pensó que lo mas probable era que se estaba volviendo loca.

Se puso de pie lentamente y se miro en el espejo, ya no había imágenes en el, ni voces en su cabeza, todo tan normal como antes.

-¡Oye!- toco a la puerta bastante fuerte, parecía como si el chico fuera a tirarla

La joven suspiro y la abrió lentamente para salir al pasillo con sus antiguas ropas hechas un revoltijo en los brazos, lo miro un momento y luego sonrio de lado.

-me resbale… solo eso- miro a otro lado, era buena mintiendo pero sentía como si aquel chico pudiera descubrirla con solo mirarla a los ojos –ya debo irme- comento sin mas, aunque se sentía llena de energía lo único que quería era llegar a casa y meterse en la cama

-claro- el chico le quito las ropas sucias y se las llevo, luego volvió y le entrego su pequeña mochila, la acompaño hasta la puerta –puedo llevarte al parque, o a la parada de autobús mas cercana, podría…-

-no, no… solo dime como regresar y me ire sola- no quería compañía, quería estar sola y poder aclarar un poco los pensamientos en su cabeza, quería encontrar respuestas pero dudaba que aquel chico pudiera tenerlas.

-bien- antes de indicarle el camino saco un pequeño pedazo de papel y apunto un numero, se lo tendio con una media sonrisa –es mi numero… por si llegas a tener problemas o algo… yo te ayudare-

Un tanto insegura Lariza tomo el pequeño papel y lo guardo en uno de sus bolsillos. El joven le indico como llegar a un parque cercano de donde seguramente podría ubicarse, una rápida despedida con la mano y la chica emprendió el camino a casa.

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