martes, 12 de febrero de 2013

Vampiro 5: Viejas historias


No pude relajarme en toda la noche, la cabeza me daba vueltas tan solo por una razón, Lissa, si hubiera podido llorar lo habría hecho toda la noche, sentía un nudo en el estomago, en mi mente su nombre daba mil vueltas, Lissa, Lissa Lissa, era una tortura que de algún modo no quería terminar, esa noche recordé mi vida pasada con ella.

Fue hace ya mucho tiempo, como siempre yo iba de ciudad en ciudad para que la gente no se diera cuenta de que era yo, esa vez había optado por un pueblo no muy grande, mi llegada no había llamado mucho la atención, pero a mí se me había llamado la atención una chica, no solo por su hermosura, tenía el cabello largo y dorado, unos ojos azul cristal y una sonrisa que cautivaría a cualquiera, pero no era su belleza lo que más me llamaba la atención, era el olor de su sangre.

 Me había costado mucho dejar la sangre humana, llevaba ya mucho tiempo con la sangre de animales, pero el olor de la sangre de esa chica me hacia flaquear, Sussan había sido su nombre, ella era de una familia de alto poder por eso siempre tenía una dama de compañía, su dama había sido Lissa, en realidad Lissa era el ángel de la guarda de Sussan, había sido enviada a la tierra para guiar a Sussan por el buen camino, la primera vez que Lissa y yo nos vimos a los ojos fue suficiente para crear un vinculo entre nosotros, había sucedido justo como ahora, cada vez que estaba cerca de ella me sentía desprotegido, inseguro, vulnerable, pero vernos tantos días, siempre a los ojos fue alejando esa sensación de mi.

 Después de un tiempo solíamos escaparnos por las noches, era ahí donde Alice nos había ayudado, ella era el refuerzo de Lissa y también trabajaba en la casa de la familia de Sussan, ella creaba la pantalla para dejar que Lissa y yo nos viéramos por las noches, íbamos al bosque y caminábamos por horas y horas, una noche antes de que se la llevaran ella me había confesado lo que en realidad era y yo, del mismo modo, le dije mi secreto, después de eso de algún modo sentía que Lissa era la indicada, que debía estar a su lado para toda la vida, la noche siguiente nos escapamos por la noche como siempre pero esta vez no fuimos al bosque, fuimos a una pequeña cabaña a las afueras del pueblo, habíamos preparado una noche muy especial, habíamos decidido entregarnos el uno al otro, no podría describir con palabras lo que sentí esa noche, era una felicidad inmensa, una alegría incontenible, un torrente de emociones que no se pueden explicar.

Aun estábamos en la cabaña, recostados en la cama, abrazados el uno del otro cuando una sombra negra invadió la habitación, los dos nos asustamos, yo no sabía muy bien  que pasaba, de pronto de entre la nube salieron cinco ángeles, justo como en las pinturas, con ropas blancas y las alas abiertas
-has violado tu mandato Lissa, la protectora, serás castigada por eso, es hora de que vuelvas a donde perteneces-
Dijo el ángel que se encontraba enfrente
-no he violado nada, he guiado a Sussan correctamente, no quiero volver allá-
Lissa gritaba a todo pulmón, estaba al borde de las lágrimas
-esa no es tu decisión, debes venir con nosotros en este instante-
-no hasta que me digan el por qué-
-tu sabes el por qué, has violado las reglas, eso no lo toleraremos-
El ángel la tomo por el brazo y la arrastro hacia las sombras, yo no quería dejarla ir, la tome por la cintura y la jale hacia mí, el ángel me fulmino con la mirada, otro de ellos se acerco a mí y me hizo perder la conciencia, desperté a la mañana siguiente totalmente desorientado, al recordar los sucesos de la noche anterior la ira y la frustración me invadieron, salí de la cabaña en busca de Alice, pero ya no la encontré, durante mucho tiempo busque a Lissa, pero jamás la encontré, ya no supe nada de ella.

Después de tanto tiempo decidí dejarlo atrás, eso me dolió mucho pero sabía que era lo mejor para mi, olvide todo y seguí adelante, no fue fácil al principio pero con el tiempo lo había logrado, ahora todo lo que había logrado se estaba viniendo abajo.

-maldita sea, ¿Por qué me pasa esto a mí?-
Grite a todo pulmón, tal vez estaba siendo un poco dramático, pero estaba tan lleno de tantas cosas, ira, depresión, frustración, enojo, amor, ese extraño pero placentero amor, en ese momento algo me quedo claro, no quería perderla de nuevo, no iba a perderla de nuevo, esta vez iba a hacer hasta lo imposible por estar con ella, esta vez me propuse a mi mismo dar todo de mi para estar a su lado, para toda la eternidad

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