No pude
relajarme en toda la noche, la cabeza me daba vueltas tan solo por una razón,
Lissa, si hubiera podido llorar lo habría hecho toda la noche, sentía un nudo
en el estomago, en mi mente su nombre daba mil vueltas, Lissa, Lissa Lissa, era
una tortura que de algún modo no quería terminar, esa noche recordé mi vida
pasada con ella.
Fue
hace ya mucho tiempo, como siempre yo iba de ciudad en ciudad para que la gente
no se diera cuenta de que era yo, esa vez había optado por un pueblo no muy
grande, mi llegada no había llamado mucho la atención, pero a mí se me había
llamado la atención una chica, no solo por su hermosura, tenía el cabello largo
y dorado, unos ojos azul cristal y una sonrisa que cautivaría a cualquiera,
pero no era su belleza lo que más me llamaba la atención, era el olor de su sangre.
Me había costado mucho dejar la sangre humana,
llevaba ya mucho tiempo con la sangre de animales, pero el olor de la sangre de
esa chica me hacia flaquear, Sussan había sido su nombre, ella era de una
familia de alto poder por eso siempre tenía una dama de compañía, su dama había
sido Lissa, en realidad Lissa era el ángel de la guarda de Sussan, había sido
enviada a la tierra para guiar a Sussan por el buen camino, la primera vez que
Lissa y yo nos vimos a los ojos fue suficiente para crear un vinculo entre
nosotros, había sucedido justo como ahora, cada vez que estaba cerca de ella me
sentía desprotegido, inseguro, vulnerable, pero vernos tantos días, siempre a
los ojos fue alejando esa sensación de mi.
Después de un tiempo solíamos escaparnos por
las noches, era ahí donde Alice nos había ayudado, ella era el refuerzo de
Lissa y también trabajaba en la casa de la familia de Sussan, ella creaba la
pantalla para dejar que Lissa y yo nos viéramos por las noches, íbamos al
bosque y caminábamos por horas y horas, una noche antes de que se la llevaran
ella me había confesado lo que en realidad era y yo, del mismo modo, le dije mi
secreto, después de eso de algún modo sentía que Lissa era la indicada, que
debía estar a su lado para toda la vida, la noche siguiente nos escapamos por
la noche como siempre pero esta vez no fuimos al bosque, fuimos a una pequeña
cabaña a las afueras del pueblo, habíamos preparado una noche muy especial,
habíamos decidido entregarnos el uno al otro, no podría describir con palabras
lo que sentí esa noche, era una felicidad inmensa, una alegría incontenible, un
torrente de emociones que no se pueden explicar.
Aun
estábamos en la cabaña, recostados en la cama, abrazados el uno del otro cuando
una sombra negra invadió la habitación, los dos nos asustamos, yo no sabía muy
bien que pasaba, de pronto de entre la
nube salieron cinco ángeles, justo como en las pinturas, con ropas blancas y
las alas abiertas
-has
violado tu mandato Lissa, la protectora, serás castigada por eso, es hora de
que vuelvas a donde perteneces-
Dijo el
ángel que se encontraba enfrente
-no he
violado nada, he guiado a Sussan correctamente, no quiero volver allá-
Lissa
gritaba a todo pulmón, estaba al borde de las lágrimas
-esa no
es tu decisión, debes venir con nosotros en este instante-
-no
hasta que me digan el por qué-
-tu
sabes el por qué, has violado las reglas, eso no lo toleraremos-
El
ángel la tomo por el brazo y la arrastro hacia las sombras, yo no quería
dejarla ir, la tome por la cintura y la jale hacia mí, el ángel me fulmino con
la mirada, otro de ellos se acerco a mí y me hizo perder la conciencia,
desperté a la mañana siguiente totalmente desorientado, al recordar los sucesos
de la noche anterior la ira y la frustración me invadieron, salí de la cabaña
en busca de Alice, pero ya no la encontré, durante mucho tiempo busque a Lissa,
pero jamás la encontré, ya no supe nada de ella.
Después
de tanto tiempo decidí dejarlo atrás, eso me dolió mucho pero sabía que era lo
mejor para mi, olvide todo y seguí adelante, no fue fácil al principio pero con
el tiempo lo había logrado, ahora todo lo que había logrado se estaba viniendo
abajo.
-maldita
sea, ¿Por qué me pasa esto a mí?-
Grite a todo pulmón, tal vez estaba siendo un poco
dramático, pero estaba tan lleno de tantas cosas, ira, depresión, frustración,
enojo, amor, ese extraño pero placentero amor, en ese momento algo me quedo
claro, no quería perderla de nuevo, no iba a perderla de nuevo, esta vez iba a
hacer hasta lo imposible por estar con ella, esta vez me propuse a mi mismo dar
todo de mi para estar a su lado, para toda la eternidad
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