Ultimo beso

¿Alguna vez has tenido la sensación de que no deberías levantarte de la cama?

Esta mañana yo tenia esa sensación. Como si al levantarme fuera desmoronarme, a romperme en pedazos, a convertirme en polvo, era una sensación extraña y me provocaba algo de miedo, pero en cierta forma era ridícula asi que me obligue a salir de la cama.

La mañana paso tan normal como cualquier otra; un baño rápido, un desayuno expres, un viaje en auto con mi madre en completo silencio. Ella y yo ya no hablábamos mucho, desde la muerte de mi padre las cosas habían cambiado drásticamente entre nosotras, yo sabia que en el fondo era por que ella me culpaba de su muerte.

Había sucedido hacia unos seis meses, mi madre era una alta ejecutiva de una empresa importante asi que solia viajar mucho, cuando ella viajaba mi padre solia llevarme a acampar o cosas por el estilo, eran días realmente geniales, un fin de semana solo para el y para mi. Fue en una de esas salidas cuando el murió. Era de noche y ya regresábamos a casa, yo estaba dormida y mientras el intentaba cerrar mi ventana otro auto se estampo contra nosotros, al menos eso era lo que me habían contado. Yo no recordaba mucho, unos días después había despertado en el hospital y desde el primer momento me di cuenta de que las cosas habían cambiado.

-Ilayda- la voz de mi madre me saco de mis pensamientos –saldre de viaje este fin de semana-

-claro- respondi indiferente, la verdad me daba igual, la relación con mi madre nunca había sido muy buena asi que si quería culparme por la muerte de papá me daba igual

Llegamos al colegio, baje del auto sin decir adiós, camine hasta la entrada y me detuve un momento, de nuevo tenia esa sensación de peligro, como si algo malo estuviera a punto de suceder pero ¿Qué? ¿acaso estaba alucinando?

-Hey Ily- escuche la voz de Shane a mis espaldas, instintivamente di un pequeño brinco, debia dmitir que me había asustado bastante, obviamente el se dio cuenta -¿todo bien?- me pregunto de inmediato

Me gire para verlo. Conocía a Shane desde hacia unos cuantos años, era un gran chico y yo debia admitir que sentía algo por el pero nunca me había atrevido a decirle nada, además era un gran amigo y no quería perderlo, el realmente me había ayudado después de la muerte de mi padre, había estado ahí conmigo, a mi lado, tantas noches hasta que finalmente me quedaba dormida. No sabia que haría sin el.

-todo bien- le sonreí aunque no pareció muy convencido, suspire –enserio… bueno no del todo, mi madre saldrá de viaje-

-¿enserio? ¿y desde cuando te preocupa eso?- el sabia mejor que nadie todo lo que sucedia con mi madre –al contrario… deberíamos planear un fiesta o algo asi-

-tal vez- mi cabeza aun daba vueltas con esa sensación de peligro

Trate de no darle importancia, Shane y yo caminamos por el colegio, saltándonos un par de clases y jugueteando como siempre, cerca de las diez decidimos tomar un café. La cafetería se encontraba vacia asi que no tardamos nada en comprar el café y sentarnos en una mesa.

-¿y bien?- hablo el primero

-¿y bien que?- secunde yo

-¿vas a decirme que es lo que te preocupa?- me miro, esa mirada tan profunda que parecía penetrar mi alma –no soy tonto Ily-

Suspire –es… extraño- me mordí el labio –una sensación… extraña-

-¿sensacion extraña?- inquiro curioso, estaba apunto de hacerme mas preguntas pero su celular comenzó a sonar, me dedico una mirada que decía “esto no a terminado” se levanto y contesto su teléfono, me sentí un tanto aliviada, aunque le tenia mucha confianza dudaba un poco sobre contarle lo que me sucedia hoy.

Tome un sorbo de mi café, ya se habia enfriado, lo deje en la mesa con una mueca de disgusto, no me gustaba el café frio.

-yo pedo calentarlo para ti- hablo una voz, profunda y penetrante, me helo la sangre al escucharla a mis espaldas, gire para ver de quien se trataba.

A mis espaldas había un chico, alto, muy alto, cabello negro al igual que sus ojos, tan negros como una noche en el bosque, al menos eso fue lo que me pareció.

-¿Quién eres?- pregunte de inmediato con tono molesto

-Mickael- una sonrisa fingida en sus labios –entonces… ¿quieres que caliente tu café?-

-¿Qué?- pregunte extrañada ¿acaso no había pensado eso?

Se acerco mas a mi, apoyo una de sus manos en mi hombro y con la otra tomo mi café, lo sostuvo un momento y luego lo dejo donde estaba, me dedico otra sonrisa y se alejo. Lo mire extrañada ¿Quién demonios era? Tome mi café y luego lo deje caer, se derramo por completo en el suelo, estaba caliente, mi café estaba caliente de nuevo.

-¿Qué rayos?- me dije en voz baja y sin pensarlo dos veces me levante de la mesa y segui a aquel chico

Me costo un poco alcanzarlo, se movia rápido, además doblaba esquinas como loco, como si quisiera perderme o algo asi pero eso seria difícil ya que conocía la escuela bastante bien. Unos minutos después ya me faltaba el aliento pero finalmente aquel chico se detuvo.

-Mickael… ya te dije que me llamo Mickael- se giro para mirarme –no soy aquel chico-

Me asuste un poco, ¿acaso había leído mi mente? Pero eso era imposible ¿no?

-no lo es- me miro con una sonrisa divertida –soy un demonio puedo hacer prácticamente cualquier cosa- dio un par de pasos hacia mi y obviamente yo me aleje –vamos Ilayda no em tengas miedo-

-¿Cómo sabes mi nombre?- comenzaba a asustarme bastante

-no tengas miedo- sonrio, de nuevo, aunque esta parecía mas sincera –he venido por ti… esta vez nadie me detendrá-

-¿de que demonios hablas?-

Rio por lo bajo –pobre Ilayda… tan ingenua- se acerco a mi pero esta vez no pude alejarme, me aprisiono contra la pared, estaba demasiado cerca -¿realmente no lo recuerdas?- creo que mi expresión de total icredulidad respondió esa pregunta –hace unos meses… la primera vez que intente llevarte conmigo- sonrio con suficiencia –tu padre se sacrifico por ti, aunque no sirvió de mucho-

-¿Qué?- sorpresa y molestia se arremolinaron en mi interior

-Ilayda nunca creiste que tu padre fuera tan descuidado al manejar ¿o si?- rio, una risa malvada que me helo completa –el se sacrifico por ti, para que no te llevara conmigo… yo lo mate-

Mi padre, el se había sacrificado por mi, sentí como las lagrimas se arremolinaban detrás de mi ojos, el acerco su rostro aun mas.

-pero esta vez no hay nadie que te salve… nadie se sacrificara por ti- lo decía con suficiencia –esta vez te llevare conmigo-

-no quiero- respondi molesta

-no te estoy preguntando- me miro – solo un beso… eso será todo-

Acerco su rostro al mio, yo intente alejarme pero no había espacio, estaba contra la pared, sus labios casi rozaban los mios, cerre los ojos, no quería ver, pero entonces un sonido llamo mi atención. Pisadas, pisadas que se acercaban cada vez mas.

-rayos- escuche que murmuraba Mickael y se apartaba de mi -¿Qué quieres niño?-

Mire en aquella dirección y el corazón me dio un vuelco, era Shane, se veia molesto, me miro a mi y luego a Mickael y unos segundos después mi amigo se lanzo contra el demonio. Yo solo pude observar, me sentía paralizada ante aquello, sin saber que hacer o decir, ellos dos peleaban lanzando golpes y maldiciones a diestra y siniestra. Por un momento se separaron, ambos sangraban y se miraban con odio.

-no dejare que te la lleves- la voz de Shane sonaba decidida, se acerco a mi y me cubrió con su cuerpo

-es lo mismo en cada vida- respondió Mickael –siempre tienes que parecer tu y arruinarlo todo- se limpio la sangre de la boca –ella será mia, quieras o no- sus manos se encendieron, realmente se encendieron, fuego salía de sus manos.

Lo siguiente paso como en cámara lenta, aquel demonio lanzo un par de bolas de fuego en nuestra dirección, Shane se giro y me abrazo cubriéndome, “Te amo” susurro a mi odio y yo no pude soportarlo, yo también lo amaba y no dejaría que se sacrificara por mi, justo antes de que aquella bolas nos alcanzaran me gire protegiendo a Shane el me miro sorprendido y luego… el dolor.

El dolor se extendia lentamente, desde mi espalda hasta envolverme toda, sentía calor y frio al mismo tiempo, mi vista comenzó a nublarse poco a poco, sentí como Shane me sostenía entre sus brazos y escuche a Mickael gritar, mi vista se poso en los ojos de mi amigo, tan profundos como siempre pero ahora yo era la que podía ver atravez de ellos, podía ver ese amor que sentía por mi

-yo también te amo- le dije, una pequeña sonrisa en mis labios, escuche como me pedia que me quedara con el pero no podía hacerlo, las sombras me arrastraban lentamente, sentí sus labios sobre los mios y luego… mori.