No fue difícil conseguir las galletas, ni tampoco encontrar
un escondite donde nadie nos molestara y pudiéramos estar tranquilas, la sala
de archivos era el lugar mas olvidado de la nave, nadie nunca venia a este
lugar, excepto mi tío que venía una vez al mes para actualizar la bitácora de
la nave. Era un cuarto pequeño y en una de la paredes había un panel de
computadora, solo se escuchaba la pequeña vibración de aquella maquina, fuera
de eso todo era silencio, no había lugar mas tranquilo que este. Mike y yo
estábamos recostadas en el piso, de vez en cuando le daba una galleta, yo por
otro lado aun no podía quitarme esa horrible sensación del estomago, sentía que
si comía algo lo devolvería en ese instante.
El tiempo paso, no sabía cuánto tiempo llevábamos en aquel
lugar, las galletas se habían terminado hacia un tiempo, solo estábamos
recostadas ahí sin mas que hacer. Mike parecía estar medio dormida, yo solo
podía pensar en aquella estrella, en lo hermosa y mortal que era, en el peligro
que representaba para nosotros, en lo insignificantes que éramos comparados con
ella, esa estrella ocupaba mis pensamientos por completo, era muy poco probable
que aquella simulación tomara lugar prácticamente estábamos a salvo, pero algo
dentro de mi no podía dejar de pensar en el peor de los escenarios, a todos
nosotros en llamas.
Pero tampoco podía pensar en algún plan de escape o algo
parecido a eso, cada que trataba de pensar en que haría si eso sucediera mi
mente se quedaba en blanco, ya ni siquiera recordaba donde quedaban las naves
de emergencia o la alarma general, era como si mi mente solo pensara en la
opción de morir o nada. Era aterrador.
Un escalofrió me recorrió completa, Mike levanto la vista y
se coloco mas cerca de mi apoyando su cabeza en mi estomago, puse mi mano sobre
ella ese simple gesto me tranquilizaba bastante. Sentí vibraciones en el piso
lo que me indicaba que alguien caminaba por el pasillo, no le di importancia ya
que seguro pasaría de largo, pero no fue así, las vibraciones se detuvieron y
pude ver una sombra debajo de la puerta, Mike se tenso y entonces supe quien
era.
-yo no estoy aquí- grite mientras una sonrisa se dibujaba en
mis labios
-demonios, creí que este era el lugar- se escucho la voz de
Ethan al otro lado -¿podrías decirme en donde estas?- se notaba que estaba
divertido, abrió la puerta un poco, lo suficiente para asomar la cabeza, sonrió
–veo que estas cómoda-
-bastante- lo mire desde el suelo, Mike le mostro los
dientes pero luego se calmo y se recostó de nuevo -¿Qué sucede?-
-algo muy bueno… o muy malo, depende de tu punto de vista-
la sonrisa divertida se borro, yo me incorpore y me senté, Mike igual, dejando
un espacio para que él se sentara, esta habitación no era muy grande, apenas y
cabíamos los tres, cerró la puerta y se sentó cruzando las piernas –hable con
Rachel… no cambiaran la ruta-
-¿Qué? Pero… como pueden… es un riesgo- me desate de
inmediato, ahora podía ver mas vivido en mi cabeza mi propia imagen
consumiéndose en cenizas –nos están arriesgando a todos-
-lo sé, ella también lo sabe- suspiro frustrado –al parecer
Joe argumento que no había bases para confirmar una tormenta y sin bases las
cosas seguirán su curso- miro el techo un momento –dijeron que tomarían algunas
precauciones, solo eso-
-es una estupidez- desvié la mirada, no podía creer que mi tío
aprobara algo como esto –quieren matarnos a todos- abrace mis rodilla, Mike se
acerco mas a mi
-hey, tranquila- Ethan se arrodillo frente a mí, tomo mi
rostro entre sus manos, limpio una lagrima que no sabía que había derramado y
me sonrió tranquilizador –todo estará bien, lo prometo- Mike le gruño, como
siempre lo hacía cuando se acercaba a mí, él la miro sonriente –tu también
puedes estar tranquila, ya lo solucione todo- de uno de sus bolsillos saco un
paquete de galletas y se lo entrego, ella lo miro extrañada pero luego se comió
las galletas como si nada.
-¿solucionar todo? ¿De qué hablas?- quise saber, esperaba
que no fueran mas malas noticias, soltó mi rostro y se puso de pie.
-te lo diré en un rato- sonrió y salió del cuarto, asomo su
cabeza una última vez –te veré en el salón principal en diez minutos ¿de
acuerdo?- asentí y entonces el desapareció.
Mire a Mike un momento mientras ella terminaba con las
galletas del paquete que Ethan le había dado como “ofrenda de paz” o al menos así
lo veía yo, ella sintió mi mirada y levanto su rostro lentamente.
-se que me ocultas algo- le dije acusatoria –y averiguare
que es- me miro como un perrito triste, yo hice una mueca de enojo, ella sabía
bien que odiaba que me ocultara las cosas, mas cuando esas cosas estaban
relacionadas conmigo, Mike se acerco mas y me lamio la mejilla y de nuevo puso
esa carita triste –deja de hacer eso- sonreí de nuevo y la abrace –andando,
tenemos una cita- me puse pie y salí del cuarto con mi loba, aunque ahora la
palabra cita me sonaba un poco extraño al pensar en Ethan ¿Por qué? No lo sabía,
pero tenía el presentimiento de que estaba a punto de averiguarlo.
La zona de habitaciones no estaba lejos, caminamos por una
serie de pasillos antes de llegar a ella, era un pasillo bastante largo
bordeado con puertas que tenían una placa enfrente, cada una con el nombre de
su ocupante, caminamos hasta la mía, en la placa se leía mi apellido y mas
debajo de ella había una hoja de papel que yo había pegado con el nombre de Mike;
recordaba el día en que la había puesto tan solo una semana después de comenzar
el viaje, todo mundo se mostraba disgustado porque yo había traído a un “animal
salvaje” al espacio, pero yo no iba a dejar que me apartaran de ella, aquel
intento de placa en mi puerta era como levantamiento contra los demás, yo le
daba su lugar a mi loba y esperaba que los demás lo hicieran igual, fue cuando
había comenzado a llevarme mejor con Ethan, el siempre me había apoyado.
Abrí la puerta y me hice a un lado para que Mike entrara, de
inmediato se lanzo a la cama y se acomodo en ella, le dedique una sonrisa y
camine hasta mi armario; la habitación no era muy grande, solo había espacio
para mi cama, un armario y un pequeño escritorio, detrás de una puerta cercana
había un pequeño cuarto de baño con lo básico, entre en el dejando la puerta
abierta, me mire en el espejo del lavabo y me estudie por un minuto. A pesar de
que la noche anterior había dormido bastante bien se me notaban unas pequeñas
ojeras y en lo general mi rostro se notaba cansado, a mi parecer todo era por
culpa del rumor, me había tenido con el alma en un hilo desde que lo había
escuchado, y ahora tenía una sensación de peligro que no me dejaba tranquila.
Era como caminar en la oscuridad sintiendo que alguien te observa desde algún
punto inidentificable, listo para atacarte.
Sacudí mi cabeza, tenía que sacarme esos pensamiento de
encima, me mire fijamente en el espejo, tratando de convencerme de que todos
esos malos presentimientos dentro de mi cabeza eran solo eso, no algo que se volvería
realidad, tenía que creer en la decisión de los cinco, tenía que convencerme a
mi misma de que iba a vivir. Pero por mas que lo intente no lo logre. Suspire
decepcionada, no tenía remedio.
Me moje la cara, me arregle el cabello, me puse ropa limpia,
aunque me puse la misma chaqueta de hacia un rato, y salí de nuevo al pasillo con Mika, esta vez
en dirección al salón principal; el camino no era largo, ningún destino en esta
nave quedaba lejos, pero lo cierto era que ya iba un poco tarde, me había
quedado demasiado tiempo discutiendo con mi reflejo, en cuanto llegue al salón
note que Ethan ya estaba ahí.
El miraba por el gran ventanal de la habitación, de espaldas
a mí, se veía relajado, ya no tenía puesto el uniforme, traía jeans y un suéter
de color azul fuerte que combinaba perfecto con su cabello; me acerque a él con
paso acelerado, quería saber qué era eso que tenía que decirme, Mike me siguió.
El escucho mis pasos de inmediato y se giro para verme, dedicándome una fugaz
sonrisa de medio lado.
-¿disfrutando la vista?- pregunte divertida mientras llegaba
hasta el
-por supuesto- dijo en un tono un tanto alegre y se giro de
nuevo a la ventana cuando estuve a su lado –lo mejor está por venir- esa frase
ya no sonaba divertida o alegre, sabia de que hablaba.
Fije mi vista también en la enorme ventana, Lynx ya no
debería estar lejos y desde aquí podríamos verla perfectamente, un sentimiento
de pánico se apodero de mí, me hizo temblar, Mike se restregó contra mí para
tranquilizarme y Ethan al notar cómo me encontraba me tomo de la mano,
entrelazando sus dedos con los míos y dándome un pequeño apretón.
-todo estará bien- dijo, pero podía notar la duda en su voz,
él al igual que yo no estaba seguro de que fuera así.
Nos quedamos en silencio y aunque solo fueron un par de
minutos a mí se me hicieron horas casi eternas, finalmente en uno de los
extremos de la ventana se pudo notar un resplandor de luz que poco a poco se
fue haciendo más y mas intenso, unos segundos después Lynx estaba frente a
nosotros.
No podía negar que se veía increíblemente hermosa,
resplandecía como la estrella que era, sobre su superficie parecía que las
llamas danzaban al compas de una música inaudible, incluso podía sentir el
calor que emanaba de ella; solté aire que no recordaba haber estado
conteniendo, era hermosa y mortal al mismo tiempo. Ahí estaba frente a nosotros
como si nada.
-¿Qué era eso que tenias que decirme?- le pregunte a Ethan
sin apartar la vista de la gran estrella frente a mí, solo quería despejar mi
mente y claro quería saber que tenía que decirme.
-una pequeña cosa sin importancia…- el también miraba al
frente, hipnotizado por aquel ente brillante, apretó un poco mi mano y me
pareció que suspiro –me gustas-
Todo dentro de mi cabeza se movió, me gire de inmediato a él,
por un instante olvide la estrella, la nave, el riesgo de morir, incluso a Mike,
que se alejo un poco ante mi reacción tan repentina; por un instante rodos mis
pensamientos se concentraron en Ethan. El también me miro, una media sonrisa se
dibujo en su rostro, un brillo apareció en sus ojos, parecía complacido ante mi
reacción.
-¿Qué?- fue lo único que pude pronunciar ante mi sorpresa,
además de que parecía haberme quedado sin palabras y un nudo se había formado
en mi garganta y sentía una especie de vacío en el estomago.
-Recuerdo la primera vez que me hablaste- dijo él como si yo
no hubiera hablado –cuando casi golpeas a media tripulación por que no querían
a Mike en la nave- bajo un poco la cabeza y pareció reír ante ese recuerdo –yo
te apoye y cuando todo mundo se marcho tú me dijiste… “No esperes que te lo agradezca”-
levanto la vista, su mirada fija en mí, en ese momento no existía nada mas que
sus profundos y brillantes ojos –yo soy el que debería agradecerte… por dejarme
estar junto a ti-
Si antes mis pensamientos
se había esfumado por la sorpresa ahora mi mente estaba completamente en
blanco, en cierta forma, solo no se me ocurría que decirle; pero muchos
recuerdos llegaron a mi mente como una cascada, ese primer día de la misión
cuando se había sentado a mi lado, una semana después cuando había tirado su
almuerzo por accidente, el día que él había mencionado, cuando por primera vez
le había dirigido la palabra, unos días después cuando habíamos comenzado
nuestra amistad. ¿Cómo no me había dado cuenta? Seguramente el me había enviado
un millón de señales de que le gustaba y yo no había captado ninguna. ¿Era por
eso que mi hermano lo odiaba? ¿Y Mike también? Me sentía como una completa
estúpida. Yo siempre había sentido algo por él, siempre pensé que era ese
sentimiento de amistad hacia mi mejor amigo, un tipo de cariño que no sentía
con nadie mas, tal vez eso que sentía era mas que un simple cariño común y
corriente.
Ahora, un montón de palabras llegaron a mi mente, cientos y
cientos de cosas que quería decirle, quería disculparme por haber sido tan
torpe, agradecerle por todo lo que me había apoyado, explicarle lo que sentía y
tratar de poner las cosas en claro. Pero antes de pudiera decir cualquier cosa
él me halo en su dirección, su mano libre envolvió mi cintura suavemente, era
mas alto que yo así que tuvo que inclinarse un poco y… me beso.
Un beso tierno, delicado, suave. Mi primer beso. Un torrente
de emociones llegaron a mí en un instante, me sentía feliz y algo confundida,
todo había ocurrido muy rápido y al mismo tiempo había sido la velocidad
adecuada para las cosas. Mi mano libre subió hasta su cabello, ese que siempre
había querido tocar, mis dedos se enredaron en él y me acerque un poco más. El
beso se intensifico más y más, me sentía como si estuviera flotando, como si
todo se moviera a mí alrededor.
Entonces él se aparto súbitamente, dejándome sorprendida y
confusa, en su rostro pude ver el miedo reflejado, sentí como Mike se pegaba a mí,
temblorosa, entonces puse atención a mi alrededor, todo temblaba, la nave se movía
bajo nuestros pies, después de todo ese movimiento que había sentido no era la
magia del amor; el movimiento se hizo mas y mas intenso haciéndonos caer a
ambos, me asuste bastante, Ethan se acerco a mí y me abrazo, Mike recargo su
cabeza sobre mis piernas y yo la acaricie para que se tranquilizara. Unos
minutos después aquel movimiento se detuvo.
-¿Qué fue eso?- pregunte cuando todo pareció estar en calma
-no… estoy seguro- Ethan se puso de pie y me tendió la mano
para hacer lo mismo, acepte su ayuda, aunque no pude evitar sonrojarme al tomar
su mano, ahora Ethan tenía un concepto completamente diferente para mí -¿estas
bien?- pregunto con genuina preocupación
Asentí levemente, mi mano seguía sobre Mike, también estaba
de pie pero seguía nerviosa, sentía como su cuerpo temblaba, yo hacia lo
posible por tranquilizarla. Un estruendo irrumpió la relativa calma del salón,
como si algo estuviera siendo aplastado, segundos después la alarma de
emergencia resonó por los altavoces, Ethan y yo nos quedamos callados para
escuchar lo que el Capitán tenía que decir.
-Emergencia de nivel 5, hemos entrado en el campo
gravitacional de Lynx, los motores son insuficientes para liberar a la nave… se
ordena la evacuación inmediata de la nave, repito, evacuación inmediata-
La voz de mi Tío de corto de pronto y la alarma continúo
sonando, retumbando en cada rincón de la sala. Pero yo no le prestaba la menor
atención, lo sentía como un sonido muy lejano, mi vista estaba fija en la
enorme ventana, Lynx resplandecía frente a nosotros aun, pero ahora la veía mas
cerca, podía distinguir con claridad las llamas que bailaban en su superficie,
una danza que ahora parecía invitarnos, como si aquel fuego abrazador nos
llamara a unirnos a él.
-las naves de escape no funcionaran- Ethan también miraba
por la ventana, su vos desprovista de cualquier tipo de sentimiento.
-¿Por qué lo dices?- era simple curiosidad ya que no tenía
la mínima intención de salir corriendo a buscar una de las naves de escape
-toda la energía de la nave estaba dirigida al motor
principal, para llegar lo antes posible a Aldebarán- se giro a verme por un
breve momento –no hay energía suficiente para que las nave de escape funcionen-
se acerco a mí y paso su brazo por mis hombros, un gesto bastante
reconfortante.
-no hay escapatoria- dije sin mas, tuve que decirlo en voz
alta para terminar de creérmelo, pero aun así sentía como si todo esto fuera
una especia de mal sueño, que en algún momento caería de la cama y despertaría,
estaría sudorosa y mi corazón acelerado, pero estaría viva al menos un día mas.
Lamentablemente en cuanto comencé a sentir el calor que irradiaba la estrella
esas pocas esperanzas de que fuera un sueño se desvanecieron.
Mike se sentó a mi lado, ya no temblaba, su cabeza estaba en
lo alto, se mostraba orgullosa, la mire por un momento, al parecer ella ya
había asimilado que este sería el fin; levanto su vista hacia mí y me dedico
una mueca parecida a una sonrisa, restregó su cabeza un poco contra mi costado,
haciéndome sentir un pequeño bulto en mi bolsillo, metí la mano para sacar lo
que quedaba de mi tanquecito del desayuno, estaba aplastado y en pedazos, le
dedique una sonrisa a Mike y le di el panque, ella se lo comió de un bocado.
Pose mi mano sobre su cabeza, acariciándola suavemente.
Alguna vez había cruzado por mi cabeza la posibilidad de que
Mike muriera, después de todo este no era su hogar y ya me habían advertido que
no viviría muchos años; me había puesto a llorar con esa simple idea, el
pensamiento de que algún día ya no estaría a mi lado, de que tendría que seguir
adelante sin ella. Una parte de mi se sentía feliz, pues no tendría que
averiguar cómo seguir adelante sin mi querida loba del ártico.
Poco a poco el calor se fue intensificando más y más, en ese
momento extrañe las ventanas que unas horas atrás tanto había odiado, ahora
quería tener una cerca y poder pegar mi rostro para calmar un poco la
temperatura de mi rostro.
-la buena noticias es… que probablemente moriremos
calcinados antes de siquiera darnos cuenta- el chico junto a mi lo dijo que mas
alegría de la que yo hubiera puesto, como si eso de verdad fuera una buena
noticia.
Lo mire extrañada un momento, el me fijo su vista en mi de
nuevo y me sonrió, ahora se veía calmado, él también ya había aceptado lo
inevitable. Suspire un momento antes de devolverle la sonrisa, tenia uno de sus
brazos sobre mis hombros pero con mi mano libre tome la suya al otro lado,
entrelazando mis dedos con los suyos, aceptando también yo que ese sería mi último
día.
-me hubiera gustado… que me dijeras antes lo que sentías por
mi- mi voz sonaba algo melancólica, como cuando se pierde algo que querías
mucho, yo estaba a punto de perderlo a él –habríamos pasado mas tiempo juntos-
El rio un poco –ya nos la pasábamos todo el día juntos-
alego él con una sonrisa
-sabes a que me refiero- me mordí el labio un momento,
sentía como mi corazón se aceleraba poco a poco, el miedo se iba apoderando de
mi, el calor comenzaba a volverse insoportable, el final estaba cerca –bésame-
fue lo único que pude decir en ese momento
Ethan se giro completamente hacia mí, coloco sus manos en mi
cintura y me pego a él, agacho un poco su cabeza mientras yo me ponía de
puntitas y dejaba que mis labios se posaran sobre los suyos, sentí como las
lagrimas rodaba por mis mejillas mientras entrelazaba mis manos en su cuello.
Ese sería nuestro último beso. Cerré los ojos dejándome llevar por el momento y
entonces ya no supe nada más del universo.
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