jueves, 13 de septiembre de 2012

Angel 2: Instinto asesino




Instinto asesino


El camino de regreso a casa fue más corto, solo por que había caminado dos veces mas rápido, tenía que volver temprano o si no mis tutores seguro se enfadarían, al llegar a casa lo único que encontré fue una nota.


Angela:

Victor y yo tuvimos que salir para un asunto importante, no tardaremos mucho, hay comida en el horno, no te acuestes tarde, cuídate.

Te quiere Alice

 

Bueno, ahora tenia la tarde para mi sola ¿Qué haría con este tiempo de soledad?, primero haría caso a la nota y comería algo, me estaba muriendo de hambre, literalmente, así que entre en la cocina y calenté la comida del horno, me senté a la mesa y comí lo que Víctor había hecho, si algo había de reconocerle era su estupenda forma de cocinar, la comida estaba realmente deliciosa, después de comer subí a mi habitación y me recosté en mi cama, estaba pensando en que haría en este tiempo que tenia sola, pero los parpados me empezaron a pesar y aunque intente mantenerme despierta no lo logre.


Me encontraba en el bosque, de nuevo, parada justo en medio de un claro, el sol resplandecía en lo alto del cielo y de pronto como un flash cambio a la noche, estaba oscuro y no había luna, una luz resplandeciente bajaba de lo alto, unas alas se extendieron frente a mi, era Sebastian, mi compañero.



-hola Ángela-

-¿Sebastian? ¿Eres tu?-

-si, soy yo-

-pero ¿Cómo? ¿Qué haces aquí?-

-solo quería verte-

-pero no, no deberías estar aquí-

-¿Por qué no?-

-pues por que eso me haría feliz, y estoy destinada a ser infeliz por un largo tiempo-

-pues eso lo dudo-

-¿de que estas hablando?-

-despierta y lo veras-

-¿Qué? ¿Acaso estoy soñando?-

-si-


De repente Sebastian comenzó a desaparecer, quería decirle que no se fuera, pero las palabras no salían de mi boca, el desapareció completamente y una lagrima rodo por mi rostro, pero de entre los árboles se dejo ver una sombra, intente saber quien era pero no podía distinguir la figura.

-¿Quién eres?-

Pregunte, me sorprendí al ver que ahora si podía hablar, la sombra comenzó a acercarse a mi y entro en un pequeño rayo de luz, estaba totalmente sorprendida al ver que aquella figura era del chico del colegio, era ese que me hacia sentir indefensa, se acerco un poco mas a mi y entonces desperté.

Sabia que todo había sido un sueño, pero lo había sentido demasiado real, tal vez era por que este era mi primer sueño, jamás había soñado antes, tal vez era un efecto secundario por estar en la tierra o algo así, mire el reloj de pared y me di cuenta de que había dormido toda la noche, ya era hora de prepararme para ir al colegio, de algo estaba segura, este sueño no había sido una coincidencia, Sebastian me había dado el valor y estaba decidida a conocer a ese chico hoy.


Me cambie de ropa y baje a la cocina, en ella estaban mis dos tutores, desayunando sentados en la mesa, Alice me miro y luego hablo.


-buenos días, ¿quieres comer algo?-

-no gracias, estoy bien, ¿podrías llevarme al colegio?-

-¿quieres ir al colegio?-

“Claro que no quiero ir, pero es necesario”

-si-

-¿estas totalmente segura?-


Cual es su problema, ayer casi me arrastra al colegio y hoy que le digo que quiero ir parece no querer llevarme, me abre perdido de algo


-si-

-de acuerdo…sube al auto-


Tome mi bolso y salí por la puerta, camine hasta el auto, entre en el y espere a que llegara Alice, mientras estaba sola intente pensar en como iba a actuar hoy, estaba decidida a conocer a ese chico o al menos a saber su nombre; el camino al colegio transcurrió en silencio, creo que tal vez sorprendí a mis tutores con mi repentino cambio de idea con respecto a la escuela, pero eso era lo que menos importaba ahora.   

Al llegar al colegio lo busque entre la gente, pero no estaba, el timbre de entrada acababa de sonar, seguro que ya estaría en clases, tal vez debería ir a buscarlo, pero ¿Dónde? Ni siquiera conocía su horario y no iba a vagar por todos los salones preguntando por el, tal vez lo mejor era esperar al almuerzo, seguramente ahí lo vería; entre a clases pero no puse atención en ninguna, como siempre, solo esperaba con ansias la hora del almuerzo, el timbre por fin sonó, Amber me esperaba en la entrada, caminamos juntas a la cafetería, antes de entrar busque entre la gente al chico pero no lo vi, estaba comenzando a frustrarme, ¿acaso huyo de mi? Tal vez, no lo se, nos sentamos en una mesa casi en el centro de la cafetería, yo no quise comer nada, estaba demasiado… ¿ansiosa? Eso creo, ese chico si que me traía de cabeza, de nuevo mire hacia todos lados y por fin lo encontré, estaba parado en la entrada de la cafetería, pero no se movía, parecía indeciso de entrar o no, yo no iba a esperar a que se decidiera, me levante de la mesa y camine hacia el, estaba decidida a hablar con el, me pare frente a el, no sabia como empezar la conversación, pero recordé que una vez Alice me dijo, “para entender a los humanos debes intentar pensar como ellos”, tal vez eso me ayudaría también a iniciar una conversación, lo intente y entonces se hizo la luz en mi.


-no te ofendas pero, pareces un idiota ahí-

-si, seguramente-


Tal vez lo había ofendido, estaba claro que yo no podía pensar como los humano, pero eso no importaba ahora, ya había iniciado la conversación, pero este no era el lugar mas apropiado para hablar de lo que yo quería hablar.


-aquí hay mucha gente, te parece si hablamos en otro lado-


El chico parecía desconcertado, solo movió la cabeza en afirmación, bien era el momento de actuar, pero parecía que no iba a moverse, así que tome la iniciativa, lo tome de la mano y lo jale fuera de la cafetería, caminamos por el pasillo, intente pensar en un buen lugar para hablar, un espacio solo y alejado de la gente, entonces pensé en la biblioteca, era el lugar perfecto, no estaba muy alejado, pero a esta hora no habría nadie ahí.

Entramos en la biblioteca, lo lleve hasta el pasillo de la letra A, el lugar ideal, claro para mi, todavía sostenía su mano, fue hasta ese momento que me di cuenta de que estaba helado, lo solté por fin, pero no gire, no sabia que hacer ahora, de nuevo intente pensar como un humano, creo que esta vez funciono, tome un gran respiro, gire y comenzó a hablar.


-hola, yo soy Ángela, ¿tu eres?-

-soy Carlos-

-me da gusto conocerte al fin-


El se quedo callado por un momento, tal vez mi respuesta no había sido del todo la mejor en ese momento.


-amm, se que esto te va a sonar raro Ángela-

-créeme nada me va a sonar raro-

-yo…bueno, quería saber…quería…-

-oye si vas a decir algo, solo dilo-

-no me presiones, esto es nuevo para mí-

-y para mí también-

-¿a qué te refieres?-

-pues, es una muy larga y complicada historia-

-pues creo que podré entenderla-

-pues yo creo que no me vas a creer-

-yo creo que tú no me vas a creer a mí-


Los dos nos quedamos en silencio, esto era bastante extraño para mi, y al parecer para el también, en ese momento solo pude comenzar a reír y el me siguió, no sabia exactamente que era lo que me causaba gracia pero eso ahora no importaba.
 
Después de eso todo fue normal, pero extraño, era difícil de definir, solo nos tomamos de la mano y fuimos al jardín, nos sentamos a la sombra de un árbol, ninguno de los dos hablo tan solo nos mirábamos a los ojos, algo si pude notar, ahora ya no me sentía desprotegida cuando estaba cerca de el, ahora me sentía total y completamente segura, ya no quería apartarme de él, jamás. Era una sensación extraña y no sabía cómo era que en tan poco tiempo este chico había cambiado mi perspectiva de él, de donde había salido ese sentimiento de cariño por este extraño, aunque realmente no me importaba ni el por qué ni el cómo, me sentía cómoda a su lado y nada mas importaba.


El tiempo paso demasiado rápido, en un abrir y cerrar de ojos, literalmente, el timbre de salida se dejo escuchar en la escuela, era tiempo de irnos ya, nos levantamos de donde estábamos y caminamos a la entrada, me di cuenta de lo frio que estaba su cuerpo, pero seguro eso era algo de humanos que no entendía, al salir nos detuvimos en la escalinata, el hablo primero.


-¿quieres que te acompañe a casa?-

-no, descuida, vienen por mí-

-de acuerdo, ¿te veré mañana?-

-solo si tu lo deseas-

-claro que si-


Se acerco a mi, yo no pude resistir y también me acerque a el, sentía que debía hacer algo, algo especial, pero que, un beso, si esa era la respuesta, debía besarlo, ¿Por qué? No lo se, pero no me importaba, nos acercamos un poco mas, una voz comenzó a sonar en mi cabeza, “no lo hagas, no debes”, mi cabeza se dividió en dos, una parte decía que no y la otra que si, “¿Qué puede pasar?” pensé y esa voz me contesto “no te gustaría saberlo”, “pues no, ni me interesa”, me acerque mas a Carlos, estaba a punto de besarlo y la voz en mi cabeza se escucho de nuevo “te lo advertí”, en ese momento comenzó a sentirme débil, cansada, desorientada y de un momento a otro la oscuridad se apodero de mi.


De nuevo estaba en el bosque, Sebastian estaba de espaldas a mi sentado en una roca, camine hacia el, estaba totalmente confundida, necesitaba saber que pasaba y seguro el me lo diría.


-hola Sebastian-

-¿Qué tal tu día Angi?-

-pues no a sido… un momento, ¿me llamaste Angi?-

-claro, siempre lo hago-


Entonces esto no era un sueño, era una proyección, y la noche anterior había sido igual, pero entonces, acaso Carlos era también un…


-no, Carlos no es como tu, es por eso que tuve que hacer lo de hace un momento-

-lo del desmayo-

-si, no espero que lo entiendas ahora-

-oye estoy muy confundida, quieres explicarme ¿que es lo que está ocurriendo?-

-si quiero, pero no debo-

-claro, era de esperarse-

-se que tu lo entiendes, mejor que nadie-

-cierra la boca Sebastian-

-de acuerdo, bueno puedo hacerte solo una última pregunta-

-solo si prometes dejarme ir después-

-ok-

-¿que quieres saber?-

-¿Cómo supiste que esta era una proyección? ¿Por qué no pensaste que era un sueño como la ultima vez?-

-eso es muy fácil, por lo que se los sueño reflejan tus deseos y emociones, y uno de mis deseos era que me llamaras por mi nombre, como todos los demás, es por eso que durante nuestro último encuentro no sospeche nada-

-eres más astuta de lo que pensaba-

-lo se, ahora déjame ir-

-esta bien, pero con una condición-

-tu y tus condiciones… ¿Cuál?-

-debes alejarte de Carlos-

-¿Qué? ¿Pero por que?-

-no puedo decírtelo-

-pues entonces no lo hare-

-entonces, ya sabes lo que te espera la próxima vez que te acerques a el-

-de que estas hablando-


Pero ya no hubo nada, la obscuridad se hizo presente y después desperté.
 

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